Para los amantes de los lácteos nada mejor que un día fuera de serie en el que podamos consumir tanto en desayuno, merienda, colaciones, almuerzo y cena una porción correspondiente a este grupo de alimentos, de manera de sumar proteínas a nuestro organismo, estimular el gasto calórico, potenciar el fortalecimiento de nuestros músculos y ahorrar calorías.
El truco reside en elegir todos sus derivados en versión descremada, light o magra, de modo de no sumar calorías vacías y evitar grandes consumos de grasas saturadas.
Se recomienda seguir este plan de alimentación únicamente por un día, para sacarle máximo provecho y seguir con un programa variado los restantes días de la semana, para asegurarnos la ingesta de todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo.
Desayuno y media mañana
Para arrancar el día una buena opción es el clásico café con leche descremada, acompañado de un casette de queso y un rollito de jamón.
Para no llegar con hambre al momento del almuerzo, y poder así controlar la porción, es fundamental realizar una colación. Siguiendo la línea de los lácteos, podemos optar por un yogur firme o cualquier postre dietético.
Almuerzo
Al momento del almuerzo pueden armarse “canelones” remplazando los clásicos panqueques por fetas de jamón. ¿El relleno?: queso cremoso y ricota descremada, pudiendo sumarle cualquier verdura o incluso atún al natural o pequeñas porciones de pollo hervido o salteado con mínima cantidad de aceite.
Merienda y media tarde
Para merendar una buena idea puede ser un licuado espumoso a base de leche descremada o yogur y una fruta de estación.
Para el momento de la media tarde podemos escoger un postrecito light o un batido de gelatina y yogur.
La cena
Finalmente, para cenar un souflé preparado con claras de huevo batida a nieve, al que le agregamos un poco de leche, queso y el vegetal deseado o un omelette relleno con vegetales y queso, pueden ser dos buenas opciones.
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